Me voy a tirar (28/5/10) [Eline]

Estaba rabiosa, porque ni siqueira le habìa hecho sangre, querìa ir y desplumarle sus alas, si, eso serìa un verdadero y maravilloso espectáculo. Le brillaron los ojos, a la mínima posibilidad que tuviese de hacer eso, ella no dudaría ni un segundo en hacerlo, lo haría y disfrutaría ver su cara. Porque no es algo bonito para un angel que te dejen las alas sin plumas, además de que daban un aspecto estético terrible y desagradable. Le fulminé con la mirada cuando me volvió a hablar ¿Inexperta, joven? Ella no sabía si era joven o si era inexperta, ella no sabía nada de si misma, solo entendía que quería a lejarse lo máximo que pudiese de esa criatura con nombre y no verlo nunca más. Se preguntaba cuál era la gracia a todo ese circo suyo. Le hubiese encantado entender.

- Que bien, porque la verdad es que no me interesan -apartó la mirada a penas hubo contacto visual, sintió cómo sus ojos la perforaban ¡Por Dios, pero si era sumamente insoportable! Dio unos pasos hacia atrás cuando vió que él se acercaba corriendo a ella, y justo cuando ella estaba a punto de echarce a volar la atrapó. ¡No! ¡No! ¡No! Se agitó entre sus brazos ¿Por qué, porqué justo ella? ¿Por qué no una chica cualquiera? ¿Por qué no la consideraba aburrida? ¿Acaso debería de actuar como una muñeca sin vida para que se cansara de ella y la dejara en paz? Otra vez a volar. Es que con él un solo trago amargo no era suficiente, no, él quería hacerla sufrir más. Sintió que le faltaba el aire estando totalmente sumergida, cerró los ojos con fuerza. Es.. era.. se sentía... quería irse. Eso. Solo quería irse y meterse en al cama para poder despertar y pensar todo aquello como un mal sueño.

Aunque lo odiara y aunque odiara tocarlo y que la toqué, se abrazó a él con fuerza por el frío. Estaba temblando por completo. Cuando me besó de nuevo le mordí con fuerza el labio, más bien intentando hacerle sangre, por el enojo. La verdad es que si solo me había metido en el agua para bajar mi rabia, no había dado resultado.

Noté un ligero sabor a sangre, probablemente se trataba de la que salía de mi labio, aunque no era demasiada. Esta Ruth-Eline no se podía ni imaginar las consecuencias que traería lo que acababa de hacer. Al principio, solo me metía con ella porque no había nada mejor que hacer, pero ahora esto era personal, y al final tendría que pedir una orden de alejamiento. Aunque... ¿dónde?
Sonreí maliciosamente mientras subía de nuevo a tierra firme, pensando en nuevas maldades que repartiría en distintos días. Para algunas iba a necesitar cómplices, aunque, con el carácter que tenía, no me iba a resultar difícil encontrarle enemigos. Antes de llegar arriba, le di otro beso más, para que pudiera saborear la sangre. Este gesto, en realidad, era una advertencia, aunque suponía que ella no lo interpretaría como tal.
Cuando llegué arriba, nos tiré de nuevo al suelo, conmigo encima, y empecé a desabrocharle la chaqueta para poder ver cómo su blusa mojada se ajustaba a su cuerpo. Si quería guerra, la iba a tener. De todas formas, lo que hiciera hoy no podría tener comparación con lo que haría los días siguientes, y es que hacerme sangrar era un acto que se pagaba muy caro.
- Vaya, ahora que estás tan mojada es como si tuviera visión de rayos X - Dije con voz de pervertido y continué con mi tarea de quitarle la chaqueta. En realidad no tenía pensado hacer nada, pero era divertido observar sus reacciones, aunque lo de hacerme sangrar el labio no me había hecho ni pizca de gracia, pero ya pagaría por eso.

Sonrisa maliciosa, mal augurio. Puso mala cara, no por el sabor a sangre de aquél beso, porque en realidad a ella no le molestaba. Y tampoco es que necesariamente disfrutaba de saborear sangre, pero le era extrañamente satisfactorio. Estaba feliz en cierto punto de haber hecho aquello, no sabía cómo se lo iba a tomar pero se daba una idea de las reacciones del chico. De seguro le buscaría algo peor para hacerle ¿Pero qué? ¿Qué cosas? No, prefirió ni imaginarselo y tener bien en mente que en cuanto volviera a ver un pelo del chico, daría media vuelta y se iría lejos de él. No por miedo, pero es que no soportaba nada de todo el circo que se había montado, con las subidas y bajadas, los besos y los toqueteos, ella no quería saber nada de cosas con él.

El cuerpo de la moricha impactó contra el suelo pero no fue un dolor excesivo, a penas y lo sintió, porque el frío le ganaba. Seguía temblando, el frío que le habíadado que la mojara y siguieran volando era terrible, las ropas humedas no mejoraban la cosa. Cuando le escuchó hablar y vió que comenzaba a quitarle la chaqueta abrió los ojos, no horrorizada, si no, sorprendida. ¡¿Cómo se atrevía a desvestirla?! Luego si pescaba un resfriado, una pulmonía o una neumonía sería enteramente su culpa.

- Hey, no toques! -le pegó en las manos para que se apartara de ella, se abrazó mientras su cuerpo no dejaba de dar pequeñas sacudidas, estaba calada hasta los huesos. No cabía ni una sola duda de que el chico era un pervertido, pero a ella no le importaba eso, lo que le molestaba era la forma en que la trataba y que se divirtiera haciendola enojar.

Cuando impidió que siguiera desvistiéndola, sonreí con suficiencia y rápidamente le giré la cabeza. Al ser un ángel, no tenía que preocuparme de si la desnucaba o no, por lo que no puse especial atención en la fuerza que empleaba para ello. Una pequeña risa salió de lo más profundo de mi garganta y se coló entre mis dientes.
Pegué mis labios a su oreja y la lamí, para posteriormente susurrar en ésta.
- No me olvides - Dije sin más, aunque después de lo que iba a hacer ahora seguro que no me olvidaría.
Bajé mis labios hasta su cuello y lo mordí, después, empecé a succionar. Lo que intentaba era hacerle lo que se conoce como "chupón", una de esas marcas tan desagradables que te dejan en el cuello después de una noche de pasión. Yo personalmente las odiaba, aunque a ella seguro que le gustaban. Ya iba pillando más o menos qué era lo que le ponía.
Cuando pensé que ya estaría bien, separé mis labios de su cuello y lo miré para comprobarlo. Efectivamente, tenía un círculo morado en el cuello y tardaría mucho en irse. Sonreí otra vez y me levanté del suelo.
- Volveremos a vernos - Dije girándome hacia el acantilado para posteriormente correr hacia éste y saltar para marcharme volando.

La chica no alcanzó a verle sonreir y el corazón le comenzó a latir con fuerza cuando le giró la cabeza de una modo el cual ella no podía resistirse porque su cuello no era tan fuerte. No sabía qué le iba a hacer ¿Y si era un ángel con complejo de vampiro? ¿La iba a matar ahí mismo? No, impocible, ella no se dejaría matar por ese asqueroso Marc, ella no era una debilucha. Todos sus pensamientos se dispersaron por un repentino escalofrío, le había lamido el oido! Hizo una pequeña mueca de asco. No podía creerlo, le había tomado manía, lo sabía, el chico la odiaba o algo parecido. Bueno, ella no es que tuviese un sentimiento agradable para con él, al contrario, le deseaba todos los males habidos y por haber. En cuando bajó a su cuello volvió a desesperarse, pero parecía que sus intentos de apartarlo eran débiles, casi nulos. Sinrió más escalofríos recorriendolé el cuerpo, mitad por lo que le hacía el ángel, mitad por el frío.

- Repugnante -fue lo único que alcanzó a decir mientras se llevaba la mano al cuello, justo donde estaba la marca. Le dolía un poco, no le afectaba en nada tenerla, solo le suponía algo más, luego de unos días se borraría. Se quedó tendida en el suelo, deseando con todas sus fuerzas, que las últimas palabras del chico no fuesen ciertas.